domingo, 15 de mayo de 2011

Fauna indeseable


Me apetece día de playa, mi pareo, un libro y música.

Ayer llovió, el agua está removida pero el cielo desprende ese azul tan nítido.

Mi idea es disfrutar de la tranquilidad, la brisa marina y la melodía del oleaje, para poner en práctica mis clases de yoga.

De repente, noto que algo no irá bien, lo intuyo. Justo detrás mío, han desplegado las toallas un grupo del género masculino, caucásicos, pero sin poder determinar su evolución, dentro de la especie humana. Emiten sonidos, creo que entre ellos se comunican. Es impresionante oírlos, vociferan. Sus carcajadas desinhibidas, me recuerdan a las de los enfermos psiquiátricos con aires de asesinos en serie, tengo miedo. Por mi experiencia vital y profesional, me aconsejo a mi misma desaparecer sigilosamente de su campo de visión. Me estoy convirtiendo en un blanco apetecible, ya empiezo a oír ciertos comentarios hambrientos.

Ahora mismo pagaría por tener superpoderes o una recortada en plan Sylvester Stallone en “Rambo” o Demi Moore en “La teniente O’Neil”, y hacer que desparecieran de mi vista. Pero como no estoy a la altura de nuestro querido Justiniano (con el permiso de Toro Salvaje), desisto, abandono mis planes, temo que esto acabe como Michael Douglas en “Un día de furia”, me conozco.

Recojo mi pareo cabreada y me traslado en busca de mi soledad playera.

Escojo bien el hueco, veo una pareja con su hijo adolescente, y me coloco en medio de éstos y unos jovencitos que yacen en posición de misionero, empezando el ritual del emparejamiento, pienso que serán mejor compañía. Al menos al púber y a mí nos alegran la vista y algo más.

Por fin lo he conseguido, el día de playa tranquilo!.

-Joder! Me estoy meando?. No puede ser, que hago?.

El agua está demasiado fría para meterse y no puedo ir al chiringuito, está muy lejos, tendría que recogerlo todo.

No hay más opciones, día de playa expirado.

THE END